Anotaba Descartes (maldito filósofo en mí) “Asumo que el cuerpo humano es una estatua, una máquina terrestre formada intencionalmente por Dios (...)”, y tenía razón. No se si respecto a que fuimos formados intencionalmente por dios, pero respecto a que somos una máquina estaba en lo cierto el francesito.
Esta entrada girará en torno a la idea de que nuestro cuerpo responde a lo que sea que queramos de él. Me refiero no a que si quisiéramos volar podríamos hacerlo pues nuestro cuerpo nos lo permitiría (la naturaleza y la evolución hallarían la forma), sino que me refiero en particular al tema del peso corporal.
Digamos que nunca fui un afiebrado del gimnasio ni mucho menos de cuidar los alimentos que consumía. Respecto a lo primero iba al gimnasio en época de vacaciones y alguna que otra vez me preocupaba por realizar ejercicio cardiovascular. Respecto a lo segundo, pues comía de todo y comía (ahora que lo veo en retrospectiva) muy mal, MUY MUY MAL. Grasas, azúcares, harinas, fritos y más fritos. comida chatarra y comidas rápidas eran el pan de cada día.
Hace cosa de cuatro años fui diagnosticado y operado de hernia inguinal y como producto de la operación se me prohibió realizar esfuerzos físicos por al menos un año. Pues en ese año me subí de peso y para diciembre de 2012 estaba en 91 kilogramos de peso. Ese año fui al médico por dolores que persistían en la zona de la hernia operada y de paso me mandaron con la nutricionista. Me dijo que tenía sobrepeso y me recomendó asistir al club de la obesidad. Esa fue la llamada de atención!!! Tócale el orgullo a un hombre y tendrás su atención, así que el 2 de enero del 2013 me puse manos a la obra.
Lo recomendado por la nutricionista, y que me ayudó bastante, fue:
1. Comer sin líquidos (jugo, agua, etc).
2. Masticar bien, en promedio comer debería tomarme de 15 a 20 minutos.
3. Cero azúcares.
4. No combinar carbohidratos con proteínas. Es decir, no podía comer carne y arroz, o pastas con pollo. En vez de eso comía arroz con granos, granos con carne pero nunca arroz y carne en una misma comida.
Pues la dieta me costó mucho, sobre todo porque me eliminó cualquier cantidad de comidas, aunque los sábados por la noche me permitía pecar. Salieron de mis platos fritos, grasas, azúcares, algunos lácteos y en vez de eso todo lo que dijera light o cosas vegetarianas entraron a mi menú. Pero la comida no era la única causante de mi sobrepeso, así que ese mismo 2 de enero, mientras algunos disfrutaban aún del fin de año, empecé en el gimnasio. Y fue justo ahí que confirmé el título de ésta entrada: empecé a tratar mi cuerpo como la máquina que es. Al principio 20 minutos en la elíptica se me hacían eternos, luego pasé a 30 minutos allí y de premio 10 en la bicicleta estática. En esas seguí hasta completar en cosa de un mes 40 minutos en elíptica y media hora en la bici estática. Para febrero ya había bajado algo más de 4 kilos y le tomé el gusto al asunto, pues mi cuerpo hacía lo que yo quería.
Continué todo el año 2013 bajando hasta llegar en diciembre de 2013 a 76 kilos. Con esfuerzo, sólo ejercicio cardiovascular, cuidando la alimentación y siguiendo lo que me recomendó la nutricionista logré lo que muchos COBARDES realizan con cirugía y procedimientos: bajar de peso al ritmo que yo quise. Si no eres capaz de disciplinarte para bajar de peso con esfuerzo, eres un COBARDE. No hay cosa que deteste más que escuchar a los que me han visto disminuir de peso preguntarme si fue con operación. Incluso, no me veía teniendo por pareja a alguien que pensaba operarse en vez de esforzarse.
Y pues tocó acostumbrarse a las preguntas de siempre: ¿eres tú? ¿qué te hiciste?. También tocó acostumbrarse a los comentarios habituales: antes estabas mejor, no entiendo porqué bajaste de peso, te ves demasiado flaco, se te fueron hasta las piernas. Increíblemente esas mismas personas que critican ese tipo de cosas, viven un calvario interno con su peso corporal más no tienen tu misma disciplina. Así que no dejes que te bajen el ánimo con ese tipo de comentarios, eso sólo significa que lo estás haciendo bien. Mejor dicho, lo estás haciendo mejor que ellos.
A lo largo de este 2014 cambié el entrenamiento pues decidí (partiendo del hecho de que, como he dicho antes, tu cuerpo es una máquina que responde a lo que tú le pidas) incrementar masa muscular. Empecé a consumir whey protein, probé varias y opté por las de muscletech. Primero la Platinum Iso Whey y luego opté por la que uso hasta el día de hoy Nitrotech. Fui probando distintas rutinas y empecé a leer mucho al respecto y a informarme, factor clave en realidad. En esto último ha sido clave leer mensualmente la revista Mens Health en Español. Empecé a creer que tenía un metabolismo afortunado, pues comía, tomaba cerveza y entrenabad sin subir de peso. Incluso creo que logré bajar así un kilo más hasta quedar en 75. Pero de 76 nunca subía, por más que me esforzaba un poco más que antes. Sólo veía un problema, a mayor esfuerzo mayor hambre, máquina al fin y al cabo. El apetito se me salió de las manos y la dieta peligraba. Leí y escuché de las proteínas de lenta absorción, así que compré una de muscletech llamada Phase 8, pues ya el hambre me despertaba en la noche y nada cambiaba. Al hablar con el proveedor de productos me dijo que mi problema era de alimentación. Hacía rutina para incrementar masa muscular pero comía como si estuviese en dieta. La solución, comer más.
Dígale a una persona que tenía sobrepeso y que adelgazó, que debe comer más y mire como lo mete en un problema. Obviamente uno queda con aquel temor de volver a subir de peso, así que una vez más estaba en el punto cero. Estuve subido y bajé, ahora estaba abajo y quería subir sin engordar. Pues una vez más tocaba variarle el plan a la máquina. Manos a la obra y el 25 de octubre lo primero que hice fue cambiar los ejercicios, pues algunas técnicas de definición muscular (casi todas relacionadas con crossfit) no sirven para nada. Hoy entiendo la bromas en los gimnasios para con la gente que hace crossfit, es perder el tiempo si quieres masa muscular.
Lo siguiente era comprender que para ganar masa muscular la rutina es: entrenar, comer y dormir. Comer mucho en realidad, comer bien y sin complejos ni temores. Así que incluí a los ya tradicionales huevos, atún y filetes de carne, mucha pasta, mucha batata, más vegetales, salmón y pavo. En un día de entrenamiento mi comida va más o menos así:
+ Entreno en ayunas a las cinco am (gracias a las vacaciones).
+ Proteína apenas llego a casa.
+ Desayuno: tres huevos con salchicha de pavo y Nestum o Avena en leche de soja.
+ Merienda: frutas o frutos secos.
+ Almuerzo: spaghetti con atún.
+ Merienda: batido de nestum o ensure con bluberries o fresas o ambas.
+ Cena: salmón con arroz y medio aguacate.
+ Merienda: sandwich de jamón de pavo.
+ Antes de dormir: batido de caseína
Mes y medio después mi cuerpo ha vuelto a cambiar y se observan los resultados, además ya estoy en 80 kilogramos de peso corporal. Así que subí justo como me lo he propuesto, sin errores. Y precisamente de esto va esta entrada en el blog: el sobrepeso, la bajada de peso y la nueva subida han sido por tratar a mi cuerpo como la máquina que es. La descuidé y me subí de peso, la cuidé y bajé de peso, ahora le ordené subir con unas condiciones y ahí va. No necesitas operarte, no necesitas pastillas ni productos milagrosos. Sólo necesitas mucha disciplina, aprender a soportar el dolor, mejorar tus hábitos alimenticios, constancia, dedicación, buena música en el gimnasio (este es el milagro silencioso y mi recomendación principal a la hora de entrenar) y entender que lo que tienes por cuerpo es una máquina, como una estufa, un televisor, un celular. Y que esa máquina hará lo que sea que tú le ordenes, así que enfocate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario